Mi transito por la
Reforma de Preescolar 2004.
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Es
importante establecer un panorama amplio de lo que denominamos reforma
educativa, definiéndola como aquellos cambios, ajustes y transformaciones
realizadas en el currículo. Concibiendo a este, no sólo como los planes y
programas, sino como el conjunto de prácticas pedagógicas, la formación y
actualización docente, la participación de la comunidad escolar en el proceso
educativo.
Las
reformas educativas se realizan en función del contexto histórico, político y
cultural, de las necesidades y características sociales, además de exigencias establecidas
por organismos internacionales como la
UNESCO, con la finalidad de recibir recursos económicas. Persiguen objetivos
claros y bien definidos, en función de responder a las demandas mundiales como nacionales, en
la mayoría de los casos con directrices encaminadas a dar atención a los
problemas de desarrollo económico, social y educativo, intentando sobrevivir de
acuerdo a las exigencias de un mundo globalizado. Es decir,
“son
hechos que históricamente aparecen como prácticas sociales privilegiadas de
proyectos políticos, y uno de los principales medios para incorporar,
modificar, cambiar, mover y experimentar estrategias que afectan directamente
en los procesos de enseñanza aprendizaje y en los contenidos curriculares.”[1]
Cabe
destacar una de las características más notorias de las reformas educativas:
dichas reformas se gestan desde arriba y descienden a los docentes,
considerándoles simples ejecutores y sólo en pocas ocasiones tomando en cuenta
sus puntos de vista, con la finalidad de generar un seguimiento sistemático para
los resultados que las reformas producen. Ángel Díaz Barriga y Catalina Inelón
Espinoza en su ensayo denominado “El docente en las reformas educativas: sujeto
o ejecutor de proyectos ajenos” definen a la reforma educativa como “actos del
gobierno, es decir, como acciones a través de las cuales el Estado establece
elementos para orientar las políticas de la educación, son el resultado de un
proceso complejo en el que intervienen componentes internos y externos a la
realidad social y educativa de un país.”
Lo
anterior se comprueba con el hecho de que las reformas educativas se ven
determinadas por agentes y organismos externos como la UNESCO, el Banco Mundial
(BM), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE);
evidenciándose como centros de poder internacionales a partir del
financiamiento económico de dichas reformas. Originando la unificación de las
políticas educativas en todos los países, aunque en países desarrollados se
presentan con mayor autonomía a diferencia de los países tercermundistas en
donde dichas reformas son más tuteladas.
Ahora
bien es de todos sabido que una verdadera reforma educativa se concreta en el
aula, siendo esto una situación desafiante para muchos de nosotros, pues exige
una actualización constante, la cual impacte en la práctica educativa y se
refleje en los aprendizajes de nuestros alumnos. Aunque de manera personal solo
he trabajado con el PEP 2004 y ahora con el 2011, no deja de ser un reto
propiciar ambientes de aprendizaje en donde las situaciones didácticas sean significativas
y llamativas. Por tal motivo, quisiera concluir este comentario, recordandoles que cada una de nosotros experimenta una reforma cuando nos detenemos a analizar y reflexionar sobre nuestro actuar cotidiano, con la finalidad de mejorar día a día.
[1]
Lucero Adriana Acevedo, “La reforma educativa en preescolar” en
www.observatorio.org/colaboraciones/acevedo.html , México, Agosto 2004. (acceso
octubre 20, 2009)
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