Solamente mediante una renovación continua de nuestra actitud personal hacia la vida se determinará un nuevo enfoque de nuestro arte. Es el proceso que nos transforma, el modo de afrontar cotidianamente nuestro trabajo. Nuestro oficio es la posibilidad de cambiarnos y, de este modo, cambiar la sociedad.
Eugenio Barba.

martes, 1 de mayo de 2012


LA FUNCIÓN DE LA ASESORA TÉCNICA PEDAGÓGICA EN LOS DIÁLOGOS.


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Según el  SAAE  “La asesoría se concibe como un proceso de ayuda basado en la interacción profesional  y orientado a la resolución de problemas  educativos asociados a la gestión y organización escolar, así como a la enseñanza y las prácticas educativas  de directivos y docentes. Es académica porque se centra en incrementar la calidad del aprendizaje de todos los alumnos y está dirigida a la escuela porque propone involucrar a todos los miembros de la comunidad, promueve el trabajo colaborativo y el establecimiento de acuerdos mediante el consenso, con la finalidad de generar condiciones favorables que faciliten el aprendizaje y la formación de los alumnos durante su paso por los distintos grados y asignaturas.”

En si el anhelo es bueno, pero desafortunadamente lo que dificulta el logro de los propósitos de la función asesora son  las condiciones; seré más explícita en los siguientes renglones.

Y en este momento me gustaría aclarar que más que problemática, yo los nombraría como retos, pues de alguna manera se convive con ellos cotidianamente y se tiene que trabajar para solucionarlos.

Uno de los primeros retos resulta ser la indefinición de la función, y lo menciono desde la perspectiva de que al mismo tiempo las asesoras forman parte del equipo de supervisión, lo que se refleja y determina  aspectos tan sencillos como la organización de la agenda de trabajo, la diversidad de actividades y los imprevistos que hay que atender. Lo que genera realmente poco tiempo para lograr en su totalidad los propósitos de la asesoría y el acompañamiento.

Otro de los retos con los que nos hemos encontrado es la falta de formación antes de desempeñar la función, pues nadie nos enseña ni nos sugiere cómo ser asesores, te formas durante la marcha, claro cometes algunos errores o algunas omisiones pero se aprende de ellos.

Pero el principal y mayor reto es debido a la cultura que subyace en la profesión docente, aquella cultura que se refleja en la dificultad para compartir su trabajo, hablando en el sentido de la experiencia tanto buena como mala,  con la finalidad de llegar a una reflexión en torno a ella; es decir, abrir la puerta del aula, pero no sólo de una manera literal, sino también de manera metafórica hablando, para compartir lo que se vive en ella, sus conocimientos, sus dudas y la capacidad para aceptar y pedir sugerencias. Es simplemente erradicar la idea de que un asesor va a llegar a decirte lo que estás haciendo bien o mal, y en lugar de ello adquirir la visión de que el asesor es un apoyo, un acompañante.

Lo anteriormente expuesto genera algunos compromisos como, entre ellos fortalecer nuestras competencias profesionales comunicativas, con la finalidad de que el dialogo que entablemos con nuestros compañeros y compañeras este impregnado de tacto, de diplomacia, evitando que se sientan aludidos, sino por el contario que se sientan apoyados, haciéndoles ver que el asesor estará ahí con el objetivo de potencializar sus habilidades profesionales.





LOS DIÁLOGOS EN MI DIALOGO

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Los diálogos han resultado una estrategia de gran relevancia en el nivel de preescolar, con la finalidad de recabar información valiosa y diagnosticar la situación por la que la educación preescolar atraviesa en todos los sentidos, pero principalmente tomando en cuenta las opiniones y el sentir de educadoras, directivos, supervisoras, jefas de sector y asesoras técnicas pedagógicas, dando como resultado que ellas mismas realicen propuestas y compromisos para mejorar su labor. Lo anterior ha resultado  una parte crucial en la reforma educativa.

Al estar analizando las opiniones y propuestas de los participantes cabe resaltar que independientemente de la entidad federativa hay cuestiones muy generalizadas como las que presento a continuación:

Proyecto Estratégico para la Transformación Escolar.

Desafortunadamente el proyecto estratégico en la mayoría de las situaciones no se realiza de manera colectiva, sino por el contrario se segmente con la finalidad de agilizar el trabajo, generando poca interacción entre los miembros, pero sobre todo desaprovechando oportunidades para escuchar su sentir como profesionales y colegas

Si cada una de las instituciones escolares, pero principalmente sus miembros concibiera el proyecto estratégico como una meta o sueño en común por lograr, en donde cada uno aporta potencial importante para la realización de dicho sueño;  este se realizaría con mayor significado como sobre todo impacto, ya que tanto docentes, padres de familia, alumnos y directivos participarían de manera activa aportando ideas, pero sobre todo poniendo en práctica las estrategias diseñadas con la convicción de qué y por qué lo están realizando.

Asesoría.

La función asesora no está cumpliendo con su misión en un 100% debido a una indefinición de la misma, puesto que su desempeño se mezcla con cuestiones administrativas, además de que no existe una autonomía en la organización de su tiempo y su trabajo; es decir, se está a expensas de la calendarización de reuniones y demás actividades, lo que genera que se  relegue  su función pedagógica. Pero la más triste indefinición de la función asesora es la que nosotros mismas generamos con actitudes fiscalizadoras y poco empáticas, que más allá de contribuir a generar prácticas educativas reflexivas y de calidad, generan renuncia y poca apertura al acompañamiento.

Ante este panorama una opción viable podría ser que si la función de asesoría contara con un reconocimiento, una preparación formal, pero sobre todo una definición clara de sus funciones, esta contribuiría en mayor medida al logro de comunidades de aprendizaje, y por consiguiente a elevar la calidad educativa.

Evaluación.

La evaluación en el nivel de preescolar y de acuerdo a algunas evidencias es concebida de manera implícita como un requisito administrativo, la cual solo se realiza con la finalidad de cumplir con exigencias administrativas o de nuestras autoridades. Sin embargo no se ha reconocido su carácter formativo en la cotidianeidad de la práctica, por ejemplo los diarios de trabajo contienen registros anecdóticos y superficiales con pocos indicios de autoanálisis y reflexión.

Si se reconociera a la evaluación como un medio para fortalecer las prácticas educativas, tomar decisiones, pero sobre todo rendir cuentas en el aspecto pedagógico a padres de familia y alumnos, estas se realizarían de una manera más funcional y significativa, pero sobre todo cada uno de los agentes educativos asumiría en mayor medida su responsabilidad.



Principios Pedagógicos.

En algunas ocasiones las prácticas educativas a pesar de estar diseñadas en función del enfoque por competencias, se descuidan condicionantes esenciales que configuran el desempeño profesional y el logro de los propósitos fundamentales, condiciones como el ambiente estimulante para el aprendizaje, lleno de confianza y seguridad, la interacción entre pares, el juego como estrategia de aprendizaje. Por tal motivo se dificulta el desarrollo y fortalecimientos de las mismas.

Si al momento en que se diseña la situación didáctica no solo nos limitáramos a revisar la columna de se favorece y se manifiesta cuando… o como lo determina el Programa de Educación Preescolar 2011 los aprendizajes esperados; retomáramos el diseño a la luz de los principios pedagógicos, sería mucho más fácil fortalecer las competencias de nuestros alumnos.

Los aspectos retomados con anterioridad nos recuerdan que el proceso de enseñanza-aprendizaje es un entramado complejo en el que influyen múltiples factores y que sin embargo cada uno de ellos son determinantes para el logro educativo.